
Crecí en un familia muy católica, catecúmena de hecho, yo misma seguí ese camino por un tiempo. A medida que ha ido pasando la vida me he convertido en católica no practicante. Mi primer encuentro con un Papa fue con Juan Pablo II cuando siendo una niña él visitó Panamá, nos despertaron de madrugada y fuimos mis hermanos y mis primos a recibirlo al aeropuerto, apenas bajó del avión se acercó a estos pequeños que le cantábamos. El segundo fue nuevamente con Juan Pablo II esta vez en Italia, cuando junto con mi amiga Luisa Fernanda conseguimos una invitación para una “audiencia” privada con el Papa, ya yo me veía en la clásica foto con mantilla negra y todo. Pues bien, no hubo tal audiencia sino que teníamos sillas más adelante en la Plaza de San Pedro en la clásica misa en Roma, el asunto es que cuando llegamos solo alcanzamos a escuchar el Amén de despedida, mi amiga lloraba mientras el público abandonaba el lugar, cuando de repente el Santo Padre volvió a salir y básicamente nos dio la bendición a los pocos que quedábamos en el lugar. Ahora las dos llorábamos.
Cuando se anunció a Panamá como sede de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 me llamó la atención pero realmente lo vi como un gasto que el país no podía sufragar en una época de recesión económica, y no fue hasta unos cuantos días de su inicio que me empecé a emocionar. Por insistencia de mi mamá ofrecí mi casa como hogar de acogida, me quejé porque ¿y si nos tocaban unos asesinos en serie? En fin, que tuve a dos chicos de 17 años, italianos, en mi casa por una semana, Riccardo y Andrea fueron muy educados e hicieron amistad con mi hijo Daniel de 13 años, hablaron en italiano e inglés y fue una super experiencia para él. Ah, y no nos asesinaron ajajajaja. Hice varias cosas durante la JMJ, aquí mi resumen: Leer Más